En el año 1.499 Ampuero tenía 212 vecinos. Aquella es la primera cifra de población que conocemos, y si utilizamos un coeficiente ciertamente ponderado para estimar el número de población podremos entender que Ampuero tendría a fines de la Edada Media unos 700 habitantes, lo cual significa a esta villa y término como uno de los más poblados del territorio de la Cantabria medieval.
Ampuero y sus aldeas habían quedado vinculadas a la jurisdicción de Laredo, según privilegio otorgado por Carlos V en 1.537, y para oponerse a él las gentes de la villa ofrecieron al monarca 4.000 ducados. El pleito duró largo tiempo porque Laredo sostenía que los lugares de Ampuero, Cereceda, Hoz de Marrón y Udalla eran vecindades de Laredo y que eran de su jurisdicción desde la concesión del fuero hecha por Alfonso VIII a la villa.
Pero finalmente estas villas que tenían muchas veces intereses encontrados, sobre todo de carácter económico, mantuvieron su criterio de independencia sancionado en el caso de Ampuero por la consecución del título de la Villa en el año 1.713 por otorgamiento de Felipe V, título con el cual aparece en el Catastro de la Ensenada de 1.753.
En el mismo orden estaban los pleitos entre la villa de Laredo y los lugares de Ampuero, Hoz, Marrón, Udalla y Cereceda por problemas de aprovechamientos de términos y montes sobre los cuales recusaron a la justicia de Laredo por ser parte interesada en 1.623.
Años después, los protocolos de 1.612 nos informan como el Correjidor visitaba «el lugar de Ampuero, término y jurisdicción de la villa de Laredo» a cuya visita eran llamados los vecinos:
«Juntados en el cementerio de la iglesia deNuestra Señora Santa María del dicho lugar mandaron repicar la campana de dicha iglesia concejo según costumbre y así repicada y tañída se juntaron»
Precisamente en dicho cementerio de la iglesia de Santa María de Ampuero se celebraba la elección de oficios como manifiestan los protocolos de 1.576.
Las continuas diferencias con Laredo alcanzaban multitud de cuestiones de las cuales recogemos las siguientes: los autos y diligencias realizados en 1.656 en razón de la negativa de los vecinos de Ampuero a contribuir en la edificación del fuerte que se comenzó a hacer «en la enmienda del molino» de la villa de Laredo.
Esta falta de interés respondía más a la defensa de los propios recursos económicos que la propia insolidaridad de los laredanos que prohibían incluso a los doce barrios que son las Calles de Arriba y Abajo, el de Tabernilla, Rocillo, Bernales y Tejera, Rascón, Caserías, Ahedo y San Pedro, Bárcena, Cerbiago, Alisas y Povedal, Camino, Cuestas y Pieragullano, que entre todos componías «un concejo y cuerpo de república»…
En el aprovechamiento de sus tierras se destacan las plantaciones de viñas, prados, huertos, montes poblados de roble y encinas y helgueras con mimbres.
El número de molinos harineros era muy elevado en el barrio de Ahedo, en el pozo de las Toberas, otros sobre el río de Bernales, otro en el sitio de Terrajón y en el sitio de la Riera, contiguo a la ferrería. Otro molino había en el sitio de la bárcena que llamaban del maíz cardón y el de Emtrambosríos, entre Bernales y la Toberas.
Por último, el Catastro recoge la costumbre de los vecinos de Ampuero de comprar el trigo a los arrieros y tragineros que pasaban por dicho lugar camino de Laredo.
Lógicamente las obras públicas a lo largo de la Epoca Moderna siguieron recayendo directamente sobre los vecinos tal como se manifiesta con motivo de la reparación de «la puente que llaman de Santiago» situada en el barrio de la Bárcena.
Pero lo que afectaba al camino real y, por tanto a los intereses directos de la villa de Laredo, exigieron los vecinos de Ampuero que fuera financiado precisamente por la propia villa de Laredo, tal como se manifiesta en el pleito de 1.736 a propósito del reparo del «puente antiguo de piedra» y de los caminos y calzadas reales desde la salina de Laredo en obra tasada en 40.000 reales.
Obviamente la construcción de la Casa-lonja de Ampuero en el sitio del Ribero de Pieragullano con fábrica de cantería según proyecto de 1.739 habría de corresponder a los vecinos de esta villa.
En cuanto a la población de Ampuero en la Epoca Moderna el total de habitantes que aparece en el Censo de Floridablanca (1.787) es el de 828 habitantes.
Según este censo, la proporción de hidalgos en Ampuero era realmente del 100%. Un total de 822 hidalgos de los 828 habitantes y por tanto, la mayor parte de sus labradores (126), jornaleros (163) e incluso criados (13), tenían condición de hidalguía. Hidalgos: 822; Abogados: 2; Estudiantes: 6; Fabricantes: 1; Empleados del Rey: 6; Con fuero militar: 4; Curas: 3; Labradores: 126; Jornaleros: 63; Criados: 13
Así mismo nos informa de que había en la villa y sus barrios 162 casas habitables, 13 caseríos de campo, 65 casas inhabitables que servían para el ganado y pajares y 27 casas arruinadas. Además se cita que en la villa existían tres tabernas, un mesón, una carnicería, una abacería y la barca para tránsito de gentes y caballerías sobre el río Marrón que era propiedad del concejo.
Ampuero formaría su propio Ayuntamiento dentro del partido judicial de Laredo, y en 1.845 tenía 2.086 habitantes, y había en el municipio 216 casas en los trece barrios que eran: Bárcena, Bernales, El Camino, Cerbiago, El Collado, Las Garmillas, Ahedo, Pieragullano, Rascón, Rocillo, Solamaza, las Entradas y Tabernilla.
En el término municipal se mantenía en el pasado siglo una gran riqueza forestal de robles, hayas y castaños y en el río Asón se pescaban abundantes salmones que solían trasladarse a la Corte. La producción agraria consistía en el cultivo de maíz, alubias, patatas, castañas, fruta, legumbres, hortalizas, vino, chacolí y mucha hierba. Había abundante ganadería y caza, y las ferias se celebraban el 8 de septiembre, la de Santa María. Sigue siendo un municipio de gran actividad industrial, agraria y aunque menos, ganadera. Su población en 1.981 era de 3.162 habitantes, y en 1.996 de 3.337, de ellos 1.664 varones y 1.673 mujeres; en el año 1.999, 3.424 habitantes. A partir de estas fechas, el gran desarrollo de construcción y la implantación del polígono industrial, indican que se puede preveer un mayor desarrollo de la villa.